Josep Corbella. Arbeca, la Troya de los iberos

Hace 2.800 años, antes de que apareciera la escritura en la península Ibérica, antes de que se inventaran la catapulta o las torres de asalto, un pueblo analfabeto de agricultores, ganaderos y guerreros levantóen lo que ahora es el municipio de Arbeca (Lleida) la mayor fortaleza europea descubierta hasta ahora. Era un monumento de una solidez aparentemente absurda, gratuita. Nadie en aquella época podía superar su foso de 13 metros de anchura, sus paredes de cinco metros de grosor con doce torres de defensa o los centenares de piedras puntiagudas clavadas en el foso para disuadir a los presuntos atacantes. Era una fortaleza inexpugnable o, como la define el arqueólogo Emili Junyent, de la Universitat de Lleida (UdL), “la Troya de la primera edad del hierro”. Todo ello para proteger a las 150 personas que vivían en sus escasos 2.500 metros cuadrados habitables, una superficie pequeña para un  poblado de aquella época. Junyent codirige el equipo de 27 personas que desde el pasado 26 de junio excava lo que queda de la fortaleza en el  yacimiento de Els Vilars. Aunque el yacimiento se conoce desde 1985, no fue hasta 1996 que se vio su magnitud y hasta 1998, cuando la Generalitat lo declaróbien cultural de interès nacional, que se decidióacelerar el ritmo de la excavación.

Los directores de la excavación están preparando ahora, a petición del Departament de Cultura de la Generalitat, el Pla Director Vilars 2000, que planifica el futuro de la investigación en el yacimiento y su transformación en un gran polo de atracción turística para la comarca de las Garrigues. Aunque Els Vilars ya se puede visitar en la actualidad –hay carteles con leyendas explicativas para ayudar a los visitantes a interpretar las piedras–, está previsto potenciar el aspecto turístico del yacimiento en el futuro con nuevos servicios. “La fortaleza se encuentra en un lugar insólito”, explica Junyent. “Está en plena llanura, sobre la tierra fértil en que confluyen las aguas procedentes de los barrancos de Els Vilars y de l'Aixargall.” Era un lugar absurdo para un pueblo guerrero, ya que la fortaleza estaría más segura sobre alguna de las colinas que hay a dos kilómetros de allí, pero ideal para un pueblo de agricultores. “Creemos que quienes construyeron la fortaleza pretendían hacer una exhibición de fuerza para desanimar a cualquier enemigo potencial.”

Una exhibición de fuerza que consiguió su propósito: no hay pruebas de que la construcción fuera atacada ni una sola vez en los 400 años que estuvo habitada. Las excavaciones realizadas hasta ahora han demostrado que la fortaleza fue construida alrededor del 750 a.C. por una comunidad de campos de urnas previa a los iberos –el nombre obedece a su costumbre de incinerar a los muertos y enterrarlos en urnas– y que sus constructores dominaban ya la metalurgia del hierro. Eran gentes que dormían en el interior del castillo en casas de una sola estancia de unos ocho metros de largo y dos de ancho y en cuyo centro ardía un hogar. Nose ha encontrado por ahora que unas casas sean más lujosas que otras, aunque los arqueólogos  dan por sentado que era una sociedad jerárquica gobernada por caudillos. El interior de la fortaleza fue reconstruido por lo menos en cuatro ocasiones, aproximadamente una vez por siglo, amedida que alojó a nuevas generaciones con nuevas estructuras sociales. Entre ellas, sobre todo, las de los iberos ilergetes desde el siglo VI a.C. hasta que la fortaleza fue abandonada en el 325 a.C. ¿Por qué la abandonaron? “No hay ningún motivo aparente. La fortaleza no fue arrasada, sino abandonada voluntariamente”, explica Junyent. “Creemos que en la nueva estructura social y política de finales del siglo cuarto, con una sociedad politribal amplia que dependía de la gran ciudad Estado de Ilerda, aquella fortaleza, grande por fuera pero pequeña por dentro, había quedado obsoleta. Además, tras cuatro siglos de ocupación, debía estar en mal estado y ya no debía ser una vivienda confortable.” Ironías del destino, aquella fortaleza levantada por un pueblo analfabeto, y cubierta de tierra a lo largo de los siglos, fue destruida por agricultores instruidos ymotorizados que intentaban allanar campos de cultivo con tractores en los años 60 y 70. De los más de cinco metros de altura que tenían las murallas, queda ahora aproximadamente uno. Aun así, sigue siendo “una fortaleza única en el mundo”, destaca Junyent. “Un monumento excepcional que puede convertir las Garrigues en un gran foco de turismo cultural.”

EL DATO

Emili Junyent, codirector de la excavación

La primera cultura histórica

Los iberos fueron los pobladores de la franja mediterránea de la península Ibérica desde el siglo VI a.C. hasta la época romana en el siglo I a.C. Más que un único pueblo, fueron un conjunto de pueblos que descendían de las comunidades de campos de urnas y que desarrollaron una cultura común. Inventaron un alfabeto que no se ha descifrado y que representa el inicio de la historia en la región. Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, y tenían una notable actividad comercial, tanto entre ellos como con griegos y fenicios.

LOS HALLAZGOS

CÓMO NACE UNA CULTURA. De los hallazgos hechos en Els Vilars, algunos de los más importantes son los que permiten estudiar el inicio de los iberos. La fortaleza se construyódos siglos antes del nacimiento de la cultura ibera y estuvo habitada hasta su época de máximo esplendor. Que no haya indicios de batallas indica que los iberos no eliminaron a sus predecesores sino que evolucionaron a partir de ellos

INICIO DE LA METALURGIA. Los antecesores de los iberos ya dominaban la metalurgia del hierro en el año 750 a.C. Hasta ahora se creía que el inicio de la edad del hierro era un siglo más reciente

ENTIERRO DE TRILLIZOS. Tres bebés enterrados juntos en Els Vilars se interpretan como trillizos. Se trata de la prueba más antigua de un parto triple en la península Ibérica